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La plaza avilesina confía en la venta de pescado para remontar la crisis por las obras en el entorno

Cuatro afamadas pescaderías compiten en buena lid por captar clientela foránea jugando la baza del producto del que provee la cercana rula de Avilés

La buena reputación que tiene Avilés como capital pesquera –y su reflejo en el sector de las pescaderías– es la baza que se dispone a jugar la plaza de abastos de la ciudad para tratar de remontar la crisis de ventas derivada de una combinación de circunstancias adversas: el cambio de hábitos de compra que trajo la pandemia, el encarecimiento del coste de la vida y, muy en especial, el desarrollo de las obras de reurbanización del parque del Muelle y su entorno, que ha deparado la pérdida de plazas de aparcamiento y restricciones al tráfico rodado que, según los comerciantes, penalizan las ventas.

Desde la unificación a finales de la década de los años 80 del pasado siglo de los mercados de productos frescos de Avilés –el de Santiago López y el de Hermanos Orbón– la plaza fue una referencia comercial para la compra de productos de la mar a la que acudían tanto avilesinos como foráneos, todos atraídos por la calidad del género. Desde ayer, con la concentración en un solo local –el de Hermanos Orbón– de la actividad de la firma Casapesca la plaza aglutina un póker de pescaderías que han sabido innovar para adaptarse a los nuevos tiempos: tienen páginas web, venden “online” para toda España, sirven a domicilio, suministran a hostelería…

Y por supuesto, todo eso sin descuidar la esencia misma de este tipo de negocios: mostradores que son auténticos bodegones de productos del mar y trato cercano a la clientela.

“La concentración de cuatro prestigiosas pescaderías en apenas 200 metros cuadrados es un plus para La Plaza porque constituyen un motor generador de actividad y atraen clientela que, una vez en el mercado, probablemente aproveche para hacer compras en otros establecimientos.

Desde siempre y en todas partes, el pescado es uno de los grandes animadores de las plazas de abastos. Y en Avilés tenemos la suerte de contar con unos excelentes profesionales de la pescadería y una rula que, ya lo dijo hace unos días el propio Ministro Planas, es la mejor de España”, asegura Hugo Martínez, el gerente de la sociedad gestora del mercado de Hermanos Orbón.

Juan Ferrero, Luis Francisco Álvarez, Samuel Guillén y Vicente Rodríguez, los titulares de las cuatro pescaderías concentradas en la plaza de abastos, dicen ser conscientes de que es “positivo” para sus negocios proyectar una imagen potente de Avilés como localidad en la que se vende buen pescado.

La labor de los pescaderos, último eslabón de la cadena comercial, redondea la que viene haciendo la rula desde hace una década y que ha dado pie, entre otros logros, a la inclusión del pescado que comercializa en la gama de productos selectos “Alimentos del Paraíso” y a la creación de la marca de calidad “Pescado de Confianza”. Y siempre poniendo al pescado un apellido que lo dignifica: “de Avilés”.

La unidad que escenifican los herederos de la tradición pescadera de Avilés también se hace evidente en sus críticas a las obras de remodelación del parque del Muelle y las calles aledañas, un proyecto que ha impulsado el gobierno socialista de la ciudad y que, según queja generalizada de los comerciantes, ha hecho mella en las ventas. También en las de las pescaderías de la plaza. “Hemos perdido clientela desde que no se puede acceder a la zona en coche”, afirma Juan Ferrero.

Las molestias que entraña la restricción al tráfico rodado por la calle Emile Robin (con paso reglado por un bolardo) es otra herida que aún sutura.

En el caso de Samuel Guillén, la próxima peatonalización de la plaza La Merced justifica en gran medida su decisión de cerrar la pescadería que tenía en la calle González Abarca y concentrar su actividad en la plaza. También cerró la tienda de congelados que funcionaba en la plaza Hermanos Orbón, según las explicaciones que dio el propietario a la gerencia por el “desplome de las ventas” desde que empezaron las obras en El Muelle. En ese mar revuelto navegan los pescaderos de Sabugo: confiados en que llevan el rumbo correcto, pero lastrados por la falta de accesibilidad a sus negocios.

“Avilés creó escuela de pescadería”, afirma el Nene, veterano del oficio

La empleada de una pescadería de la plaza limpia un pez. | M. V.

La empleada de una pescadería de la plaza limpia un pez. | M. V.

Francisco Guillén Rubio, “el Nene” (1948, Almanzora, Almería), es la memoria viva del sector pescadero avilesino. Empezó de guaje descargando barcos en la rula, fue pescador y, finalmente, pescadero, primero empleado y desde 1993 propietario de un negocio, Casapesca, que ahora regentan sus hijos.

Los ojos del Nene vieron bullir de actividad la extinta plaza de pescado de la plaza Santiago López (en tiempos San Sebastián, entre otros nombres) y aún recuerda pescaderías allí radicadas: “La Pipiola, La Botamino, La Cabrera, Sagrario…”

De siempre, asegura este veterano del gremio, “Avilés marcó tendencia y creó escuela en el sector, entre otras cosas aquí fue donde se empezó a cortar el bonito de forma decente, que antes se tronchaba con serrucho”.

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